Durante un tiempo dividí a la gente entre amigos y enemigos. Esa es una experiencia intensa. Denota algún tipo de batalla contra un enemigo, a muerte, si fuera necesario. Fue durante mi aprendizaje de PNL que aprendí que tenía otra opción: aliados en mi camino y dragones a superar. Quizá porque… jugando videojuegos a lo largo de mi vida ya he batido más de uno, empezar a pensar de esta manera me resultó útil.
Cuando estás en tu zona de confort, todo es fácil. Todo está ahí y te mueves fácilmente en tu entorno. Sabes adónde tienes que ir, qué tienes que hacer, con quién tienes que hablar. El trato con otros es fácil.
Conoces el lugar: es tu mundo ordinario.
Ahora, cuando te comprometes con un objetivo, entonces movilizas todas tus fuerzas. En cierta manera, polarizas el mundo. Desde ese momento hay dos tipos de cosas: las que te resultarán útiles para lograr tu objetivo y lo que te resultará irrelevante. De una manera similar, los otros quedan divididos entre aliados y dragones.
Los aliados son quienes te ayudarán en tu camino hasta tu objetivo. Los que estarán contigo. Los que te animarán. Los que te prestarán su ayuda. Los dragones… son los demás.
El camino del héroe está representado en cualquier película que hayas visto, en cualquier libro que hayas leído. Eso son recursos a tu disposición.
Comprende que “dragón” es una metáfora aquí. Puede que se trate de otra persona a la que otorgas poderes sobrenaturales sobre tu vida, de alguien a quien has dado poder sobre ti y sobre tu propio camino. En ocasiones sólo darte cuenta de esto es suficiente para “liquidar” al dragón. Los dragones sólo son dragones durante el tiempo en que los conviertes en tus aliados o te libras de ellos para siempre.
¿Qué dragón puedes matar ahora mismo? Recuerda tener misericordia.
Puedes domar un dragón por tus propias fuerzas y puedes negociar con él. ¿Qué es lo que quiere? ¿Qué es lo que persigue? ¿Cuál es su objetivo? ¿Cómo se relacionan estás respuestas con las tuyas? ¿Qué hay en común entre vosotros? ¿Cómo podríais, uniendo vuestras fuerzas, ganar ambos con el encuentro? ¿Qué puede hacer el dragón por ti y qué puedes hacer tú por el dragón?
¿Qué tendría que suceder para que el dragón te ayudase en tu camino?
Esa es una pregunta mágica clave en negociación. ¿Qué tendría que suceder para que ocurriera lo que yo quiero?
Imagina dos personas que quieren una cabalaza. Discuten largamente sobre quién se llevará la calabaza. Al final, alguien pregunta: ¿Para qué quieres la calabaza? Otro responde: Quiero la pulpa para hacer una sopa. La otra persona dice: Yo quiero la carcasa para hacer una calabaza de halloween. Entonces ambas personas dejan de ser dragones para convertirse en aliados: han descubierto que pueden obtener lo que quieren colaborando entre sí. Dejan de discutir, dejan de hablar y pasan a la acción.
¿Adónde vas? ¿Quiénes son tus aliados? ¿Quienes son tus dragones?
Descúbrelo y… ¡a jugar!
Cuando estás en tu zona de confort, todo es fácil. Todo está ahí y te mueves fácilmente en tu entorno. Sabes adónde tienes que ir, qué tienes que hacer, con quién tienes que hablar. El trato con otros es fácil.
Conoces el lugar: es tu mundo ordinario.
Ahora, cuando te comprometes con un objetivo, entonces movilizas todas tus fuerzas. En cierta manera, polarizas el mundo. Desde ese momento hay dos tipos de cosas: las que te resultarán útiles para lograr tu objetivo y lo que te resultará irrelevante. De una manera similar, los otros quedan divididos entre aliados y dragones.
Los aliados son quienes te ayudarán en tu camino hasta tu objetivo. Los que estarán contigo. Los que te animarán. Los que te prestarán su ayuda. Los dragones… son los demás.
Aliados y dragones
Puedes pensar que contarás con más aliados que con dragones. En los videojuegos sólo hay uno al final de cada fase. Puedes meter a los indiferentes entre tus aliados; la mayor parte de ellos lo serán. Los dragones, serán unos pocos. Tal vez tienen otros programas en mente, otros objetivos, otros motivos. De una manera u otra, te estorbarán en tu camino, y tendrás que aprender a gestionarlos. Y lo harás. Porque puedes.El camino del héroe está representado en cualquier película que hayas visto, en cualquier libro que hayas leído. Eso son recursos a tu disposición.
Comprende que “dragón” es una metáfora aquí. Puede que se trate de otra persona a la que otorgas poderes sobrenaturales sobre tu vida, de alguien a quien has dado poder sobre ti y sobre tu propio camino. En ocasiones sólo darte cuenta de esto es suficiente para “liquidar” al dragón. Los dragones sólo son dragones durante el tiempo en que los conviertes en tus aliados o te libras de ellos para siempre.
Cómo matar un dragón
Para empezar, cuentas contigo mismo. El dragón nació en tu interior. Eso te da algunas opciones. ¿Qué aspecto tiene? ¿Cómo lo representas internamente? ¿Cerca, lejos? ¿Qué tamaño tiene? ¿Cuál es su color o colores? Te sorprenderá darte cuenta de la cantidad de veces en que puedes matar un dragón tan sólo jugando con submodalidades. La inmensa mayoría de los dragones viven sólo en la mente de sus creadores.¿Qué dragón puedes matar ahora mismo? Recuerda tener misericordia.
Cómo domar un dragón
Cuando domas un dragón, lo transformas en tu aliado. Abandona su camino para unirse al tuyo. Abandona su causa para unirse a la tuya, temporal o indefinidamente. Eso son palabras mayores para un dragón.Puedes domar un dragón por tus propias fuerzas y puedes negociar con él. ¿Qué es lo que quiere? ¿Qué es lo que persigue? ¿Cuál es su objetivo? ¿Cómo se relacionan estás respuestas con las tuyas? ¿Qué hay en común entre vosotros? ¿Cómo podríais, uniendo vuestras fuerzas, ganar ambos con el encuentro? ¿Qué puede hacer el dragón por ti y qué puedes hacer tú por el dragón?
¿Qué tendría que suceder para que el dragón te ayudase en tu camino?
Esa es una pregunta mágica clave en negociación. ¿Qué tendría que suceder para que ocurriera lo que yo quiero?
Imagina dos personas que quieren una cabalaza. Discuten largamente sobre quién se llevará la calabaza. Al final, alguien pregunta: ¿Para qué quieres la calabaza? Otro responde: Quiero la pulpa para hacer una sopa. La otra persona dice: Yo quiero la carcasa para hacer una calabaza de halloween. Entonces ambas personas dejan de ser dragones para convertirse en aliados: han descubierto que pueden obtener lo que quieren colaborando entre sí. Dejan de discutir, dejan de hablar y pasan a la acción.
¿Adónde vas? ¿Quiénes son tus aliados? ¿Quienes son tus dragones?
Descúbrelo y… ¡a jugar!
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