El desarrollo de la inteligencia emocional genera habilidades internas de autoconocimiento.
Reconocer los estados de ánimo, propios y ajenos, y aprender a manejarlos beneficia al ser humano en todas las etapas de su vida. Descubra cómo el desarrollo de la inteligencia emocional repercute en la pareja, la familia, el colegio o el trabajo.
La inteligencia emocional es una capacidad que muchas personas no son conscientes de tener pero cuya existencia ponen de manifiesto las investigaciones y que "forma parte del ser humano", según declaró recientemente el padre de esta disciplina, el psicólogo John Mayer, en un congreso sobre la materia.
¿Qué es inteligencia emocional?
El portal www.inteligencia-emocional.org, dirigido por Abel Cortese, el principal investigador de esta materia en Argentina, define el concepto como la capacidad de sentir, entender, controlar y modificar los estados anímicos propios y ajenos.
El desarrollo de la inteligencia emocional genera habilidades internas de autoconocimiento, como la conciencia propia, la motivación y el control emocional; y externas, como la empatía y la destreza social, que engloba aquellas aptitudes relacionadas con la popularidad, el liderazgo y la eficacia interpersonal.
Con el fin de fomentar la autoconciencia, el equilibrio emocional, las relaciones armoniosas y el bienestar psicológico, y para brindar estrategias de defensa positivas ante la tensión y el estrés, los expertos sugieren una serie de comportamientos que refuerzan las habilidades anteriores.
"Comunicación con el otro sexo", "manejar los celos, "controlar la vergüenza" y "superar la timidez" son los títulos de algunos manuales que el portal de inteligencia emocional propone para aprender a superar de forma positiva tales situaciones.
Ser emocionalmente inteligente supone una serie de beneficios en aspectos muy diferentes del ser humano que tienen su reflejo en ámbitos tan distintos como el colegio o el trabajo, la familia o la vida de pareja.
La felicidad más allá de la inteligencia emocional
Según explicó el filósofo y ensayista José Antonio Marina en un seminario sobre la inteligencia emocional en el ámbito de la salud, "la felicidad es la armoniosa satisfacción de tres grandes necesidades: el bienestar personal, la vinculación social y la sensación de progreso".
Marina apuesta por avanzar de la inteligencia emocional a la inteligencia ética más allá de los límites de la privacidad, ya que cree que la búsqueda de la felicidad privada y personal se está convirtiendo en un problema social porque deriva en conductas hedonistas y egocentristas y en aislamientos de la sociedad.
El secreto de la felicidad, según Punset
El economista, abogado y divulgador científico Eduard Punset confesó en un congreso sobre inteligencia emocional que el secreto para estar bien, prosperar en la vida y sentirse realizado, es elegir muy bien "el elemento", que es aquella habilidad o capacidad que tiene cada persona, que ha de tratar de dominar y que ha de hacernos vibrar, explicó el científico.
Controlar ese elemento es el segundo paso y sólo se consigue con esfuerzo, trabajo y muchas horas de dedicación. Arriesgar, "no a todo riesgo, pero arriesgar", apuntó Punset, completa el puzzle de la felicidad de uno.
Mejor en el colegio
El investigador argentino Abel Cortese está convencido de que la aplicación de la inteligencia emocional en el aula "crea mejor clima, los alumnos están más contentos, más relajados, y eso aumenta su rendimiento académico".
Según explicó en un congreso celebrado en Mérida (España), el momento de crisis es "interesante" desde el punto de vista educativo para que niños y adolescentes reflexionen sobre el hecho de que el estado de bienestar en que viven "no es una realidad inamovible" y pueden venir "tiempos adversos", y para que aprendan a valorar lo que tienen.
Así, un estudio de la Universidad de Málaga ha desvelado que, además de permitir que los estudiantes logren un mayor rendimiento escolar, el entrenamiento de la inteligencia emocional resulta una táctica eficaz para prevenir conductas agresivas en las aulas y otros problemas de desajuste psicosocial como ansiedad, estrés o depresión.
Mejor en el trabajo
Los trabajadores con mayor inteligencia emocional tienen una dedicación y satisfacción laboral superior a la de sus compañeros, según un estudio difundido por la Universidad de Haifa, en el norte de Israel.
El autor de la investigación, Galit Meisler, dijo que "los empleados con mayores niveles de inteligencia emocional tienen una menor tendencia a emplear formas enérgicas y agresivas de persuasión, e intentan persuadir a sus supervisores con tácticas de influencia más delicadas".
Mejor en la cama
Las mujeres emocionalmente inteligentes disfrutan más del sexo, según una investigación del King's College de Londres que publicó el "Journal of Sexual Medicine".
La investigación comparó más de 2.000 hermanas gemelas y constató que aquellas que tenían una capacidad mayor de reconocer y manejar sentimientos propios y ajenos tenían más orgasmos y una vida sexual más satisfactoria.
"La inteligencia emocional parece tener una incidencia directa en el funcionamiento sexual de las mujeres, al influir en su capacidad para comunicar sus expectativas y deseos sexuales a su pareja", explicó la psiquiatra Andrea Burri, directora de la investigación.
Un poco de historia
En la década de los ochenta, los psicólogos estadounidenses John Mayer y Peter Salovey se dieron cuenta de que los modelos tradicionales no eran suficientes para captar todas las destrezas y habilidades de la inteligencia humana, y acuñaron el término de "inteligencia emocional, explicó el primero de ellos.
En 1995, Daniel Goleman, autor del libro "Inteligencia emocional", amplió la definición con nuevos rasgos que dieron lugar a distintos modelos. Pero..., ¿Qué es la inteligencia emocional y para qué sirve?
Imagen:José Pozo
Nota publicada en diariolibre.com
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