En la educación, en los últimos años, ha habido una tendencia que se basaba en intentar subir la autoestima de los niños pensando que así obtendrían mejores resultados en la vida, serían más felices, evitarían la depresión, conseguirían mejores resultados en sus estudios, vidas y parejas. Como ya comenté en otras entradas, la ciencia ha demostrado en los últimos años que esto no era del todo cierto (ver:http://linkcerebromente.blogspot.com.es/2012/02/autoestima-alta-y-crecimiento-positivo.html y http://linkcerebromente.blogspot.com.es/2012/03/peligro-elogios-resbaladizos.html).
Yo suelo decir que la autoestima no tiene que ser ni alta ni baja, tiene que estar en su justo medio. Si yo mido 1’60 no debo creer que mido 1’80 pero tampoco que mido 1’40. Si al prepararme un examen creo que aún no me lo sé, cuando ya he asimilado suficientemente todos los conocimientos, seguiré estudiando y sufriendo sin necesidad, incluso puedo acumular tal nivel de inseguridad que me bloquee en el examen y deje sin responder preguntas cuya respuesta conozco. Si, por el contrario, me estoy preparando para un examen y me creo que ya me lo sé, cuando no es así, me voy a sentir segura de mi nivel de conocimiento y voy a dejar de estudiar, llevándome luego la desagradable sorpresa del suspenso. Incluso después del suspenso, puedo seguir queriendo proteger mi autoestima y mi ego y echarle la culpa al profesor “que ha puesto un examen demasiado difнcil”, o “que me tiene manнa”, impidiendo con tal actitud la posibilidad de cambio de conducta para la próxima evaluación, seguiré sin estudiar, porque seguiré convencida que yo me lo sé y que no depende de mí que apruebe o no. Tengo una hermana que es profesora de Conservatorio y me dice que hay padres que le han dicho que no puede suspender a su hijo o hija, porque le bajaría la autoestima. A mi consulta acuden muchos padres (normalmente después del desastre de alguna evaluación, especialmente tras la primera de Navidad) diciéndome que el niño o niña ha suspendido 4 asignaturas, o 6, o todas “salvo el recreo”, y me dicen que ellos creen que es porque tiene la autoestima baja, que si yo se la subo el chaval o chavala sacará buenos resultados. Después de evaluar el problema la mayoría de las veces descubro que el chaval no dedica tiempo al estudio, no el suficiente. Y entonces les explico algo que habría explicado mi abuela: que el chaval suspende porque no da ni clavo, y que el suspenso le baja la autoestima, pero que yo le voy a enseñar autocontrol y disciplina, y que cuando estudie aprobará, y eso le subirá la autoestima. El 99% de las veces los padres me miran como si les dijera que la tierra es cuadrada.
Vamos a explicar un poco mejor, en esta entrada, qué es esto del Autocontrol, o Autorregulación (personalmente prefiero esta segunda apelación), y qué nos dice la Ciencia de la Psicología al respecto.
La autorregulación se define como la capacidad de controlar o regular nuestro comportamiento, nuestros deseos o nuestras emociones para obtener algo que nos interesa en el futuro. El autocontrol o autorregulación (que no es auto-represión) puede manifestarse de dos formas:
- Dejar de hacer algo que nos satisface inmediatamente, para conseguir algo a largo plazo que nos interesa mбs. Ejemplos de esto serían: dejar de fumar (la persona deja de hacer algo que le gusta ahora, para obtener una mejor salud a largo plazo), no dejarse llevar por la rabia cuando se está enfadado y no gritar ni golpear (la persona deja de hacer algo que querría hacer ahora, desahogar su furia, para obtener una mejor relación con los demás).
- Hacer algo que ahora mismo nos cuesta para obtener un beneficio a largo plazo. Por ejemplo: estudiar un examen, que a nadie le apetece, para obtener el beneficio de una buena nota, o ir al gimnasio y esforzarnos para tener mejor salud o estar en forma, o hacer un rato de meditación todos los días para tener una mente más centrada y serena…
A menudo conseguir algo positivo a largo plazo supondrá una combinación de ambas manifestaciones de la autorregulación. Por ejemplo, para estudiar una carrera uno debe todos los días dejar de hacer lo que le apetece (salir con los amigos, ver la tv o jugar con la tableta) y hacer algo que no apetece tanto (estudiar, hacer esquemas, hacer los trabajos…). Lógicamente esto se hace porque el beneficio a largo plazo es altamente deseado (nos gusta mucho la carrera que hemos escogido, por ejemplo, y nos visualizamos trabajando en esa profesión), pero ese deseo que nos impulsa debe ir acompañado de una buena capacidad de autorregulación.
El estudio Dunedin ha seguido la vida de los 1037 niños nacidos en esa ciudad en un año, desde su nacimiento hasta el presente. A los 32 años han comprobado que el autocontrol que mostraban estos niños en su infancia ha sido capaz de predecir los niveles de salud física, dependencia de sustancias (tabaco, alcohol u otras drogas), éxito económico, y problemas con la justicia. En el estudio han podido diferenciar el efecto del autocontrol separándolo de su inteligencia o de su clase social. Los niños y niñas con menos autocontrol en la infancia mostraban a los 32 años peor salud, más problemas económicos, más problemas con la justicia y más problemas por dependencia de sustancias. A menor autorregulación, más problemas en la vida adulta. Las personas con menor autocontrol mostraban también más errores en la adolescencia, empiezan antes a beber, fumar o utilizar sustancias, dejan antes los estudios, o se convierten en padres adolescentes.
Aunque en el estudio no se ha realizado ninguna intervención para enseñar el autocontrol, han comprobado que aquellos niños y niñas que mejoraron su capacidad de autocontrol entre la infancia y la adolescencia, tenían mejores resultados, mejor salud, mejor economía, a los 32 años, que aquellos que no mejoraron su capacidad de autorregulación. Esta observación anima, evidentemente, a la enseñanza de la autorregulación como un elemento básico en la educación.
Varios estudios demuestran que el Mindfulness mejora la capacidad de autorregulación de la persona. No es nada de extrañar, pues la autorregulación depende, a nivel fisiológico, de la función de la Corteza Prefrontal y, como ya hemos visto en otras entradas, la meditación fortalece esta zona del cerebro.
Sin embargo, yo añadiría aquí otra reflexión. Al comienzo de la práctica de la meditación la atención se centra con esfuerzo, con la práctica, el esfuerzo para centrar y estabilizar la atención va siendo cada vez menor. Aquellas personas que tienen miles de horas de práctica en meditación ya no necesitan esforzarse para estar atentas. De igual forma ocurre con la autorregulación. De manera natural esto ocurre sin entrenamiento. Para algunas personas la autorregulación parece suponer menos esfuerzo que para otras. Es como dejar de fumar. Hay gente que puede dejar de fumar, de un día para otro, y sin apenas esfuerzo, para otras personas eso resulta casi imposible. De igual manera el cultivo de la meditación Mindfulness puede ayudarnos a tener mejor capacidad de autorregulación, sin esfuerzo, sin que suponga una represión.
En otras entradas hablaremos de otros estudios que muestran resultados similares al estudio Dunedin.¿Aparte de eso? Como ya comenté en otras entradas (http://linkcerebromente.blogspot.com.es/2011/09/en-1972-el-psicologo-walter-mischel.html y http://linkcerebromente.blogspot.com.es/2012/03/peligro-elogios-resbaladizos.html), no elogies en tu hijo o hija sus notas, elogia su esfuerzo. Un 8 sin esfuerzo no vale nada, merece una reflexión y una reprimenda. Un 5 con esfuerzo vale oro, merece el elogio, porque ha habido esfuerzo. De momento os dejo otra grabación de Meditación Mindfulness para los pequeños y pequeñas de la casa. Para que sus mentes estén más centradas y serenas, para que sean capaces de autorregular sus emociones sin tanto esfuerzo.
(Estudio Dunedin en Autocontrol: http://www.pnas.org/content/108/7/2693.long#T1)
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