¿Cómo sanar la relación con tu madre para avanzar en tu vida?
Nuestra madre es nuestro pilar, nuestro punto vital de supervivencia.
Tener temas pendientes con seres queridos es algo habitual en nuestras vidas. Muchas veces esas relaciones en conflicto afectan nuestras relaciones futuras, nuestro amor propio o nos provoca estancamiento e inclusive problemas de salud tanto físico como emocional. Quizás lo que más nos afecta es la relación con nuestra madre, pero ¿Podemos sanarla?
La relación con nuestra madre, es el vínculo más importante que podemos tener con alguien y que puede marcar toda nuestra vida, para bien o para mal.
Muchas personas sufren de problemas físicos o emocionales, y logran detectar su origen, muchos ca sos están directamente relacionados con este tema y los conflictos que arrastran con su madre.
Nuestra madre es nuestro pilar, nuestro punto vital de supervivencia. Desde que llegamos al mundo ella es, valga la redundancia “nuestro mundo”. Nos da alimento, afecto, protección. Para las mujeres nos entrega la referencia del modelo femenino, y para las hombres es la guía por la cual incluso elegirá a su pareja.
Los sentimientos por nuestra madre pueden ser muchos, desde sentir un agradecimiento y afecto enormes por habernos entregado lo mejor, hasta profesar el total abandono de su parte. Ya que, son muchas las personas que se han sentido heridas, rechazadas, abandonadas o ignoradas por ellas en algún minuto de su vida. Algunas veces ésto fue un acto involu ntario de la madre, como es el caso de quienes trabajan largas jornadas, en otros no ha existido un vínculo real entre madre e hijo y así son muchísimos los ejemplos más que podríamos mencionar.
No obstante, buscar culpables o razones del porqué, a cierta edad ya no viene al caso, sino más bien debemos buscar fórmulas para ir sanando esta relación con nuestra madre, esté o no presente en nuestras vidas.
No obstante, buscar culpables o razones del porqué, a cierta edad ya no viene al caso, sino más bien debemos buscar fórmulas para ir sanando esta relación con nuestra madre, esté o no presente en nuestras vidas.
Todos llevamos a un niño herido que no fue amado incondicionalmente, lo que nos lleva a ir formando una gran pared defensiva ante ataques que nos hagan sentir de la misma manera. Es por eso que mencionan la importancia de conectarnos con nuestro niño interior para comenzar el proceso de sanación. Saber de qué manera fue herido, dónde, cuándo, conocer los efectos o síntomas tanto a nivel físico como emocional para comenzar a liberar esa energía.
Una vez reconociendo lo que nos afecta y ser conscientes de ese sentimiento, debemos comprender la importancia de perdonar a nuestra madre para ir avanzando. Perdonar sus errores voluntarios o involuntarios, sanar nuestras heridas, carencias, dificultades, experiencias vividas. ¡Perdonar con el corazón nos llevará a una liberación!
Perdonar, aceptar y honrar a un ser querido, sobretodo a una madre o padre es un proceso liberador, que con el sólo acto de poner la intención en el perdón comenzamos a soltar.
Parte del proceso de sanación es comprender que nuestros padre son como son, buenos o malos, equivocados o no. Así debemos aceptarlos, amarlos y respetarlos.
PASOS PARA SANAR LA RELACION CON LA MADRE PARA AVANZAR EN LA VIDA:
Conozca los pasos para conseguirlo
Ejercicio para sanar la relación con tu madre:
Esta carta debe ser leída sin interrupciones y consciente de lo que estás pidiendo. La idea es hacerla de manera enfocada. Mientras la lees también deberás escribirla.
Adicionalmente, enciende una vela blanca dentro de un plato que estará con agua. Una vez que termines tu carta la quemarás con la flama de la vela y las cenizas deberán caer en el agua. Según el ritual, luego deberás enterrar en tu jardín o macetero el agua con las cenizas de la carta y la vela dejar que se consuma en su totalidad.
Carta para borrar memorias dolorosas:
“Madre, perdóname por fundirte con mis recuerdos, por no distinguir que eres un ser espiritual que amorosamente se prestó a la obra de teatro que protagonizamos en la tierra.
Perdóname por hablarte de cualquier manera, por desconocer que tenemos un pacto, por herir tus sentimientos a partir de mis propias percepciones. Perdóname por cada minuto en el cual creí que todo se trataba de ti y no de mí.
Perdóname por nuestra historia juntas, por pretender cambiarla, por no superarla.
Perdóname porque no me es fácil saber y sentir quien eres realmente, porque a través de ti sólo veo a mi niña lastimada, porque sólo percibo dolor.
Perdóname por querer marcharme de tu vida, perdóname por haberme ido, perdóname por no querer volver a ti, perdóname por no honrarte y no amarte lo suficiente.
Me perdono completamente porque yo no tengo manera de saberlo todo, porque soy tan inocente como tú. Me perdono completamente por mi capacidad latente para lastimar, para resentir, para dañar, para odiar, nada de esto ha sido creado conscientemente, una fuerza interior, una razón, una memoria, una queja, un deseo y mi necesidad de escapar del dolor me impulsó.
Yo merezco perdonarme completamente y lo hago ahora. Sin duda alguna, te doy las gracias porque en un acto de amor consciente o inconsciente me trajiste a la vida, a este mundo que me ha ofrecido todo para que yo pueda conocerlo.
Gracias por lo vivido, por las experiencias juntas, por los dolores, por las lágrimas, por las risas, por las ausencias, por las heridas abiertas, por las palabras bonitas y por las que no lo fueron tanto, todo ello me ha forjado como el ser humano que soy. Te doy gracias por que existes en algún lugar de mi ser y porque escuchas ahora. Te bendigo.
Lo siento por las memorias de dolor que comparto contigo, te pido perdón por unir mi camino al tuyo para sanar. Te doy las gracias porque estás aquí para mí y te amo por ser quien eres. Tamb ién te amo porque estás en mis recuerdos y porque es el momento de hacerlo, nunca antes lo fue. Estas palabras surgen, nacen, brotan y florecen a mí ser cuando el tiempo de mi mente es perfecto, el amor me busca ahora y me reencuentra contigo. Yo elijo estar en paz contigo, yo soy esa paz en ti y en mí. Yo soy paz. Yo honro mi vida y la tuya tal cual como fue, tal como es. Yo hago una reverencia ante tu ser de luz que es quien yo soy.
Hecho está. Gracias, gracias, gracias.”
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