"Las ideas sobre la salud mental que mantiene una sociedad, resultan determinantes para la construcción de las ideas sobre su carencia o ausencia.
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La mente es una abstracción y como tal no enferma; las enfermedades mentales, son desviaciones comportamentales de las normas sociales, éticas y legales."
Las verdades teóricas no sólo son discutibles, sino que todo su sentido y fuerza están en ser discutidas; nacen de la discusión, viven en tanto se discuten, y están hechas exclusivamente para discutirse.
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Solemos mirar los hechos pasados, como una época en que no pasaban esas cosas, por oposición a la nuestra presente; los verdaderos "iluminados" son aquellos que en ese pasado ya veían los hechos que nosotros estamos viviendo ahora. Son las personas que comprenden el hecho desde su inicio.
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Cuando quieres una cosa, tienes antes que asumir sus consecuencias...
Cada cual siente, con mayor o menor claridad, la relación en que su vida propia se encuentra con la altura del tiempo donde y cuando transcurre...
Vivir significa tener posibilidades y elegir entre ellas ... ser imprevisible, ser un horizonte abierto a toda posibilidad, es la vida auténtica, la verdadera plenitud de la vida...
...llegamos a ser sólo una parte mínima de lo que podemos ser (ya que sólo somos nuestras elecciones, tanto cuando elegimos como cuando decidimos no elegir; y hoy en día, las posibilidades son inmensas, podemos ser lo que queramos)
Nuestra vida no elige su mundo, sino que vivir es encontrarse desde luego en un mundo determinado e incanjeable: el aquí y el ahora... vivir es sentirse fatalmente forzado a ejercitar esa libertad, a decidir lo que vamos a ser en este mundo... incluso cuando desesperados, nos abandonamos a lo que quiera venir, hemos decidido no decidir.
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En los motines que la escasez provoca suelen las masas buscar pan, y el medio que emplean suele ser destruir las panaderías.
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Un necio es mucho mas funesto que un malvado -decía Anatole France- porque el malvado descansa algunas veces; pero el necio, jamás.
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El hombre medio (o el necio) tiene las ideas más taxativas sobre cuanto acontece y debe acontecer en el universo. Por eso ha perdido el uso de la audición, ¿para qué oír, si ya tiene dentro cuanto falta? Ya no es sazón de escuchar, sino al contrario, de juzgar, de sentenciar, de decidir (por otros)...
No hay cuestión en donde no intervenga, ciego y sordo como es, imponiendo sus opiniones. (las cuales ni suyas son, porque prestadas las repite, después de haberlas interiorizado, de quienes antes se han equivocado)
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Observad a los que os rodean y veréis cómo avanzan perdidos por su vida; van como sonámbulos dentro de su buena o mala suerte, sin tener la más ligera sospecha de lo que les pasa.
Los oiréis hablar en fórmulas taxativas sobre sí mismos y sobre su entorno, lo cual indicaría que poseen ideas sobre todo ello. Pero si analizáis someramente esas ideas, notaréis que no reflejan mucho ni poco la realidad a que parecen referirse, y si ahondáis más en el análisis, hallaréis que ni siquiera pretenden ajustarse a tal realidad. Todo lo contrario: el individuo trata con ellas de interceptar su propia visión de lo real, de su vida misma.
Porque la vida es por lo pronto un caos donde uno está perdido. El hombre lo sospecha; pero le aterra encontrarse cara a cara con esa terrible realidad y procura ocultarla con un telón fantasmagórico, donde todo está muy claro.
Le trae sin cuidado que sus «ideas» no sean verdaderas; las emplea como trincheras para defenderse de su vida, como aspavientos para ahuyentar la realidad.
El hombre de cabeza clara es el que se liberta de esas «ideas» fantasmagóricas y mira de frente a la vida, y se hace cargo de que todo en ellas es problemático, y se siente perdido.
Como esto es la pura verdad -a saber, que vivir es sentirse perdido-, el que lo acepta ya ha empezado a encontrarse, ya ha comenzado a descubrir su auténtica realidad, ya está en lo firme.
Instintivamente, lo mismo que el náufrago, buscará algo a que agarrarse, y esa mirada trágica, perentoria, absolutamente veraz, porque se trata de salvarse, le hará ordenar el caos de su vida.
Estas son las únicas ideas verdaderas: las ideas de los náufragos.
Lo demás es retórica, postura, íntima farsa. El que no se siente de verdad perdido se pierde inexorablemente; es decir, no se encuentra jamás, no topa nunca con la propia realidad.
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vivir es siempre, siempre, sin pausa ni descanso, hacer.
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nada tiene sentido para el hombre, sino en función del porvenir.
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sólo hay verdad en la existencia cuando sentimos sus actos como irrevocablemente necesarios.
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