Hoy he elaborado en una sesión en el Hospital unas pautas para que una paciente practique en las semanas que hay hasta la siguiente sesión en sus relaciones con los demás. Y como la calidad de nuestra vida depende en gran medida de la calidad de las relaciones que mantenemos os invito a que le echéis un vistazo y decidáis si queréis aceptar el reto de llevarlas a cabo en los próximos días. Las pautas son:
No podemos olvidar que como nos tratan los demás no deja de ser un reflejo de como nos tratamos a nosotros mismos. Si aumentemos el buen trato hacia nosotros estaremos mandando el mensaje de que merecemos ser tratados bien predicando con el ejemplo, y los demás tomarán nota y empezaran a tratarnos de manera inconsciente como nosotros nos tratamos a nosotros mismos.
¡Buena suerte con la práctica de estás pautas y que disfrutéis de las consecuencias!
- Quererme. Sin duda la pauta más importante para sentirnos bien pero… ¿En que consiste exactamente “quererme”? Pues entre otras cosas en:
- Tratarme con cariño, en muchas ocasiones somos terriblemente exigentes con nosotros mismos y nos tratamos con mucha rudeza o incluso agresividad. Tratarnos con suavidad y ser impecables con las palabras que usamos con nosotros mismos es un compromiso que nunca deberíamos desatender.
- Ponernos a nosotros primero. Hemos sido educados en satisfacer al otro, desde muy pequeñitos se nos programa para portarnos bien y cumplir las expectativas de los demás así que nos hacemos esclavos de lo que los demás opinan o necesitan. Darme permiso para priorizar mis necesidades ante las de los demás no solo es un derecho sino que es también un regalo para el otro, si alguien me quiere de verdad le hará sentir muy bien que yo esté bien y si estoy bien seré mucho más agradable con los demás así que… ¡todos ganamos!
- Escuchar la vocecita interna que se ha sentido dañada, abrir mis oídos a ese niño o niña interior que todos tenemos dentro sin ser manejados por ella. Muchas veces, esa parte de nosotros tiene tanto miedo que se convierte en un tirano que nos esclaviza con sus demandas, ser a la vez tiernos a la hora de darle seguridad y firmes a la hora de ponerle limites hará que aumentemos mucho nuestra seguridad personal.
- Expresar mis emociones. Expresar lo que siento es una manera estupenda de no quedarme dentro con nada tóxico, además, si me doy permiso para expresar con naturalidad lo que siento no haré una bola que estallará en cuanto llegue la “gota que colma el vaso” con la persona que menos culpa tiene. Las emociones son una buena guía de conducta si nos permitimos sentirlas con normalidad y se expresan de manera amable.
- Pedir lo que deseo (respetando que el otro nos lo de o no). La mejor manera de recibir y tener lo que deseo es aprender a pedirlo, cuanto más directa y específicamente mejor. Para poder pedir antes tengo que sentir que “merezco”, de nuevo en ocasiones nos vemos manejados por un programa grabado de pequeños que nos dice que tenemos que hacer algo antes de recibir. Recordar que merezco lo que deseo me llevará a, por una parte esforzarme por conseguirlo y, por otra, a pedir con naturalidad a los demás lo que me pueden ofrecer. Eso si, cuando pido tengo que ser consciente y respetuoso con que la otra persona quiera darme lo que le pido o no, porque igual que yo me pongo a mi primero la otra persona tiene también derecho a priorizarse a si misma ante mis necesidades.
- No responsabilizarme de lo que sienten los demás. Igual que respeto lo que el otro responda ante mis peticiones yo tengo que honrar mis valores a la hora de responder a las peticiones de los demás. Más que aprender a decirle NO al otro tengo derecho a decirme SI a mi mismo cuando lo que yo deseo no coincide con lo que los demás desean que haga, como ya hemos visto en el punto 1.2. Además, no deja de ser una posición muy egocéntrica el atribuirse la responsabilidad de lo que el otro siente, es como decirle “tu vida y tu bienestar dependen de mi y no de ti”. Hemos hablado otras veces que culpar a otro de lo que yo siento es simplemente mentira, lo que siento depende de como interpreto los hechos no de los hechos mismos, así que la otra persona es responsable de lo que siente y de como se toma que nosotros, amablemente, nos prioricemos a nosotros mismos frente a sus deseos.
No podemos olvidar que como nos tratan los demás no deja de ser un reflejo de como nos tratamos a nosotros mismos. Si aumentemos el buen trato hacia nosotros estaremos mandando el mensaje de que merecemos ser tratados bien predicando con el ejemplo, y los demás tomarán nota y empezaran a tratarnos de manera inconsciente como nosotros nos tratamos a nosotros mismos.
¡Buena suerte con la práctica de estás pautas y que disfrutéis de las consecuencias!
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