El ajo ~ Allium sativum ~ natural de Asia Central, es una de las plantas cultivadas más antiguas. Su uso con fines terapéuticos se conocía desde hace más de 5000 años tanto en la medicina china como en la medicina egipcia y ayurvédica.
El ajo ha sido famoso en la historia por su capacidad para combatir los virus y las bacterias. Louis Pasteur observó en 1858 que las bacterias morían cuando se pulverizaban con ajo. Desde la Edad Media, el ajo se usa para el tratamiento de heridas, aplicándolo directamente a la parte para evitar la propagación de la infección, una vez cortado y machacado.
El ajo no sólo es un alimento, sino también un verdadero remedio medicinal tradicional, considerado útil para combatir muchas enfermedades que pueden afectar a nuestro cuerpo.
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Hay más de 300 especies diferentes de ajo y el blanco es la variedad más común. Menos comunes son el ajo rosa y el ajo rojo.
El ajo ejerce una acción antiséptica, balsámica, es un vasodilatador y un expectorante natural para el aparato respiratorio, con el que interactúa tanto como calmante como para la prevención de problemas de bronquitis; es un antibiótico natural y facilita la digestión en casos de gastritis o acidez ligera.
Por otro lado, no es recomendable en casos de hiperacidez gástrica, dermatitis, pitiriasis, enfermedades gastrointestinales y ulcerosas crónicas y en caso de congestión pulmonar con tos con sangre y fiebre.
Combate las infecciones gracias a la presencia de la alicina, que es un antibacteriano; diluye la sangre y disminuye la presión arterial gracias a la allina y a su acción que estimula la diuresis. De hecho su consumo puede ser útil en caso de enfermedades que afectan al riñón o a la vejiga, debido a su acción de limpieza.
El ajo tiene también propiedades antiespasmódicas, antisépticas y anti-diarrea para el intestino, y ayuda a aliviar los problemas que derivan de infecciones, parásitos intestinales, disentería, colitis, flatulencia.
El ajo es un estimulante natural del sistema inmunológico ya que refuerza y regula nuestras defensas. Y es un antioxidante ideal para combatir los radicales libres.
A nivel músculo esquelético es un excelente remedio para artritis, reumatismos y, gracias al sulfato de alilo,
mejorar la funcionalidad de las articulaciones.
También puede ser útil en el caso de fatiga o cansancio y para contrarrestar la acumulación de ácido úrico.
Se le atribuyen propiedades afrodisíacas inesperadas ya que actúa en las hormonas sexuales.
Gracias a las investigaciones llevadas al cabo por la Universidad Estatal de Washington, se ha demostrado científicamente que el ajo es cien veces más eficaz que los antibióticos comunes (y mil veces más eficaz que los antibióticos como la eritromicina y ciprofloxicina) para combatir las bacterias que causan enfermedades transmitidas por los alimentos en general.
Este trabajo fue publicado recientemente en el Journal of Antimicrobial Chemotherapy, a continuación de la investigación anterior publicada por The Applied and Environmental Microbiology, en que se había demostrado que el concentrado de ajo es eficaz contra el crecimiento de las bacterias C. Jejuni.
De hecho, se descubrió que el sulfuro de dialilo y otros compuestos de azufre orgánico matan eficazmente patógenos alimentarios importantes, como la Listeria monocytogenes y los Escherichiacoli O157: H7. El sulfuro de dialilo es un órgano sulfuroso derivado del ajo y otras plantas del género Allium. Se produce durante la descomposición de la alicina, que se libera cuando trituramos el ajo.
Las propiedades antibacterianas del ajo se han confirmado gracias a un estudio científico realizado en la Universidad de Copenhaguen y publicado en la revista Medicina Futuro. El estudio se llevó a cabo bajo la dirección del investigador Tim Holm Jakobsen. La investigación ha confirmado que el ajo contiene un químico que puede neutralizar las bacterias resistentes a paralizar su sistema de comunicación. Como ha señalado el investigador, el contenido de ajoeno en el ajo impide que las bacterias produzcan una toxina capaz de destruir los glóbulos blancos de la sangre en el cuerpo. Los glóbulos blancos son cruciales ya que desempeñan un papel fundamental en el funcionamiento del sistema inmunológico, no sólo protegiéndonos de las infecciones, sino también destruyendo las bacterias mismas.
Las bacterias de hecho pueden volverse resistentes a los antibióticos ya que se revisten de una película compuesta de sustancias orgánicas, que los protege de la acción de los medicamentos. Los expertos han centrado su atención sobre todo en la bacteria Pseudomonas Aeruginosa, que causa infecciones en los pacientes con úlceras crónicas en las piernas, y en aquellos que sufren de fibrosis quística.
Desde un punto de vista técnico, el ajoeno actúa bloqueando el sistema de comunicación de las bacterias.
USO TERAPÉUTICO
Para uso terapéutico,
se pueden tomar todos los días por lo menos cuatro gramos de ajo. Si su sabor nos resulta especialmente desagradable, después de su ingesta podemos masticar hojas de perejil fresco o bien un grano de café o comer una manzana;
o bien en lugar del ajo fresco, es posible recurrir a los extractos de hierbas del mismo, y así utilizarlos igualmente como un medicamento natural.
Tomar más de un diente de ajo crudo al día puede causar irritación en las paredes intestinales y, en general, comer demasiado ajo crudo durante largos períodos de tiempo puede dañar las células de la sangre y causar anemia.
El consumo de ajo está contraindicado durante la lactancia, ya que hace que el sabor de la leche sea desagradable.
Nota importante: cuando se cocina, el ajo pierde casi el 90% de su valor nutricional.
TABLA NUTRICIONAL
Tabla y foto: Vittoria Veri Doldo