PSICOLAX

"Cuando sabes verdaderamente quien eres, vives en una vibrante y permanente sensación de paz. Puedes llamarla alegría, porque la alegría es eso: una paz vibrante de vida."

Eckhart Tolle

Monday, April 27, 2015

El Enojo y los Niños








El enojo es una emoción natural para todas las personas y no podemos pretender que los niños lo supriman.  Lo que si podemos es pedir  que lo controlen y que lo manifiesten de manera saludable.

Manifestaciones del enojo según la etapa del desarrollo del niño
En primer lugar comprendamos que las  manifestaciones del enojo varían según la edad. Cuando los niños son pequeños y su lenguaje no ha desarrollado totalmente, puede causarles mucha frustración el no poder comunicar lo que desean y mostrar conductas agresivas, como pegarle al amigo cuando les quita un juguete o hacer un berrinche porque no se le da lo que desea. Los niños pequeños tampoco poseen la habilidad de ponerse en el lugar de otros,  por esta razón las agresiones son parte natural en esta etapa del desarrollo del niño, especialmente en los tres primeros años de edad.
A partir de los cuatro años los niños conocen las emociones básicas y son capaces de reconocer y verbalizar lo que sienten. A medida que crecen las habilidades de empatía se desarrollan. Sin embargo, el niño aún va a necesitar acompañamiento y guía para el manejo de sus emociones, sobre todo para aprender habilidades para resolver conflictos.

¿Cuándo se convierte en un problema?
Para que el enojo sea considerado un problema se debe prestar atención a la frecuencia, duración e intensidad de los episodios de ira; así como identificar las consecuencias negativas que traen consigo el enojarse.
Un niño que se enoja frecuente e intensamente va a tener conflictos con sus pares, lo que puede, a largo plazo, llevar a otros  niños a rechazarlo. También son niños que suelen discutir con las figuras de autoridad, teniendo dificultades en casa o en la escuela.
En ocasiones el niño puede creer que su enojo es su aliado porque puede obtener ciertas cosas cuando se enoja, por ejemplo el niño puede pensar que por que se enojó le compraron lo que él quería o como se enojó sus amigos le cedieron la pelota.  A veces les es difícil identificar las consecuencias que a largo plazo vendrán. Los adultos deben ser muy cuidados, ya que en ciertos casos, muchos padres ceden a los deseos de sus hijos por miedo a que se enojen y evitarse conflictos lo que empeora la problemática del niño.

Pero… ¿Qué están pensando?
Los niños que tienen dificultad para controlar su enojo tienden a reaccionar de manera impulsiva, lo que los lleva a agredir, discutir, amenazar, insultar, entre otros comportamientos.  Es muy difícil pensar antes de actuar cuando uno se encuentra enojado.
El enojo se hace evidente no solo por medio de sus comportamientos, sino por manifestaciones físicas, por ejemplo: tensión muscular, aceleración del ritmo cardiaco, respiración agitada, entre otras.
Un niño que le cuesta controlar su enojo tiende a ver las cosas de manera poco flexible, ya que demanda que las cosas, personas y condiciones de vida sean como cree deberían ser.  Es muy común escuchar un ¡no es  justo! de la boca de un niño que tiene dificultades para controlar su ira.
Además magnifican las cosas, viéndolas más graves de lo que realmente son y tienden a verlas en blanco o negro. También pueden tomarse las cosas de manera muy personal. Para un niño que se enoja intensamente puede ser terrible que alguien le haga falta durante un partido de futbol e incluso puede llegar a pensar que se lo hicieron para lastimarlo y sacarlo del juego.

Consejos para padres
  • No minimice lo que su hijo está sintiendo, sin embargo no acepte las conductas inapropiadas que manifiesta cuando está fuera de control.
  • No discuta con su hijo cuando se encuentre enojado. Indíquele con respeto y firmeza que usted no va a conversar con él hasta que se calme. Avísele de antemano que esto es algo que va a hacer, ya que en el momento de conflicto esta respuesta puede detonar aún más el enojo de su hijo. Una vez calmado escúchelo.
  • Sea modelo de auto-control emocional. No pretenda que su niño controle sus emociones si usted no sabe controlar las suyas.
  • En ocasiones, hacer lo inesperado funciona, por ejemplo abrazar a su niño en medio de un berrinche.
  • Cree un espacio de “tiempo fuera positivo”. Este será un espacio para que el niño se calme, no un espacio de castigo. En este espacio su niño puede contar hasta diez, respirar para calmarse o cualquier otra estrategia de elección.
  • Anticípese a las dificultades antes que se presenten, por ejemplo: si ve que su hijo está jugando solo con un juguete y va a tener que compartirlo. Acérquese y dígale en voz baja “Recuerda que cuando Juan se acerque pueden turnarse el juguete”.
  • Enséñele a su niño sobre empatía. Pregúntele ¿Cómo crees que se pudo sentir tu amiga cuando le arranchaste su juguete? ¿Cómo te hubieras sentido si tu amigo no te dejaba jugar?
  • Hágale preguntas que pueden llevar a sus hijos a reflexionar: ¿Lo que estás haciendo te ayudó? ¿Qué hubieras podido hacer para resolver lo que pasó?” Si su niño no tiene una respuesta, dele usted las alternativas de solución. ¿Qué puedes hacer ahora? Estas preguntas son útiles cuando el niño se encuentra calmado, dado que cuando se encuentran enojados dialogar con ellos será difícil.
  • Aliéntelo a mejorar. Cuando su hijo haya sido capaz de controlar su enojo utilice frases como: “Veo que has demostrado que puedes controlarte, seguro debes sentirte feliz”, “Debes estar orgulloso de ti mismo” “Que bueno, has logrado estar en control de tus emociones”.

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