Y deja de razonar, dar explicaciones a todo lo que te pasa... porque no te pasa nada. Solo es ansiedad. Es más inofensiva que un virus de estómago". Nos dice la psicólogaPatricia Ramirez en Lo que tienes que dejar de hacer si tienes ansiedad
Rumiaciones y ansiedad: Cómo romper con el hábito de “pensar demasiado”
¿Te quedas enganchado después de una discusión sobre lo que dijiste mal o lo que podrías haber dicho? ¿Te cuesta dormirte por las noches preocupado por un fallo en el trabajo? ¿Crees que le das demasiadas vueltas a las cosas?
No eres el único y, de hecho, cada vez es más creciente el número de personas que piensan“demasiado”, impidiéndose a sí mismas el desarrollo de una vida satisfactoria.
En este interesante artículo de M. Angeles Molina. (Directora y Psicóloga de PSINERGIA) te mostraremos cómo liberarte de ese exceso de pensamiento nocivo (a partir de ahora los llamaremos rumiaciones) y te plantearemos estrategias para recuperar el control de tu vida....
El rumiar nos agota.
Pensar no es negativo. Lo es cuando nuestra mente se queda dando vueltas a nuestros pensamientos inútilmente produciendo sentimientos negativos, dando lugar al “efecto levadura”: un pensamiento que tiene lugar a partir de una pequeña idea o problema, pasa a generar más y más preguntas, nuevas relaciones de ideas (problemáticas y catastróficas), generando otros pensamientos negativos que se expanden, crecen y acaban por apoderarse de todo el espacio de nuestra mente.
El resultado es agotador. Lejos de encontrar respuestas o soluciones válidas acabamos en un callejón sin salida, presas de sentimientos de victimismo (“no podré salir de ésta”, “soy incapaz”), ansiedad (“mañana va a ser un día duro”) y depresión (“mi vida no vale nada”).
Pensamos “demasiado” cuando nos dejamos atrapar por torrentes de pensamientos y sentimientos negativos que nos abruman y que interrumpen nuestro funcionamiento diario y nuestro bienestar.
¿Por qué son negativas las rumiaciones?
Un pensamiento es positivo cuando es constructivo, creativo y aporta soluciones. Al final de ese proceso nos podemos parar y relajar, inmersos en una sensación satisfactoria de haber cerrado un asunto.
Las rumiaciones, por el contrario, resultan nocivas porque afectan a nuestra capacidad para obtener respuestas y soluciones a nuestros problemas, producen desmotivación y generan nuevos problemas, nos bloquea en una posición repetitiva que puede afectar a nuestras relaciones sociales y, finalmente, puede arruinar nuestra salud física y emocional.
Las rumiaciones crean estados de ánimo negativos que pueden teñir la calidad de nuestros pensamientos hasta tal punto que acabamos teniendo una visión distorsionada de los hechos. Y lo peor de todo es que podemos tomar decisiones equivocadas basándonos en esos pensamientos negativos.
¿Cómo puedo liberarme de este hábito?
Cuando estamos inmersos en un mar de pensamientos circulares y repetitivos, depende de nosotros mismos el poner fin a estos.
¿Y cómo puedo pararlos? Primero hemos de tener clara una premisa: “mis pensamientos no soy yo”. Están ahí dispuestos a ser cuestionados, a ser tomados en serio, a ser transformados,… Desde este punto de vista, nos desindentificamos de ellos y nos convertimos en observadores externos de nuestros propios pensamientos. Míralos como observador y pregúntate: “¿realmente este pensamiento me está ayudando?” Si no es así, deja de rumiarlo una y otra vez. Ten en cuenta de que al principio pueden volver a ti, como si fueran un boomerang. Recuerda que estamos en la tarea de entrenarnos en ser nosotros quienes manejemos nuestros pensamientos y no al revés. Así, vuelves a apartarlos de ti cada vez que irrumpan en tú mente. Cada vez lo harás con más fuerza.
Como psicóloga me encuentro con pacientes en consulta que se sienten presos de sus propios pensamientos. Generalmente, el problema de fondo es una dificultad para vivir en presente. Cuando nos perdemos en ese mundo fantaseado del qué podría pasar, de lo que pasará o de lo que pasó (futuro/pasado), nos sentimos presos, ya que no tenemos capacidad de acción. Es evidente que no podemos cambiar el pasado, ni el futuro. Sí podemos actuar sobre el presente, sobre este preciso instante.
Pensar en el futuro o en el pasado no es negativo cuando esto nos sirve para planificar nuestro futuro,proponernos metas, recuperar momentos de nuestro pasado para nutrirnos de él,… En este instante soy mi propia historia y mi horizonte, pero no me pierdo en ellos, sigo conectado con este momento (presente).
Así, como bien habrás deducido, el remedio para la ansiedad que provocan esas rumiaciones esVIVIR EL PRESENTE. ¿Cómo se vive en presente? Pon todos tus sentidos en aquello que estés haciendo en el momento presente: escuchando con toda atención a ese amigo que te está hablando, disfrutando de esa ducha matutina, saboreando lo que estás comiendo,… Haz de esto tú filosofía de vida y no un parche para aliviar en un momento dado tú ansiedad.
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Sobre el tema.....Vídeo de Eckhart Tolle:
“Pensar Demasiado ¿Cómo Romper con el Hábito?” [SUB//ESP]
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