PSICOLAX

"Cuando sabes verdaderamente quien eres, vives en una vibrante y permanente sensación de paz. Puedes llamarla alegría, porque la alegría es eso: una paz vibrante de vida."

Eckhart Tolle

Monday, April 28, 2014

MITOS Y LEYENDAS EN PSIQUIATRÍA

I- El miedo a la locura y otros prejuicios

Terapia Gestalt Valencia - Clotilde Sarrió
El miedo a locura –como también al cáncer o a la muerte– atormenta a un amplio sector de la población y propicia a que se manifiesten actitudes evitativas en la creencia de que silenciar u ocultar un problema lo hará desaparecer.
Desde tiempos inmemoriales la enfermedad mental fue menospreciada, se la confinó al terreno de lo absurdo y lo irracional y se le otorgó un papel que, sorprendentemente en pleno siglo XXI, aun es interiorizado por muchas culturas –la nuestra sin ir mas lejos– que consideran a estas patologías como un motivo de vergüenza que se intenta ocultar por miedo a la burla y al rechazo social, tanto si se sufre en primera persona como si afectan a algún allegado. Todo ello sin diferenciar si el problema en cuestión es una esquizofrenia grave o un trastorno de ansiedad leve y de buen pronóstico.

II- La antipsiquiatría

Además de estos prejuicios cuyo origen se remonta al pasado mas remoto, hay otros que surgen a mediados del siglo pasado y se expresan a través de la antipsiquiatría, una disciplina que tuvo su máxima difusión en 1960 de la mano de Thomas Szasz y su libro “El mito de la enfermedad mental”, una obra considerada como la piedra angular que sustenta a este movimiento.
En sus postulados, la antipsiquiatría peca de una excesiva intransigencia al generalizar críticas y propagar ideas como que los pacientes con un trastorno psiquiátrico son tratados en contra de su voluntad. Los seguidores de esta corriente censuran  también el daño a la dignidad que se inflige a los pacientes a través de las clasificaciones de las enfermedades mentales que aparecen en los manuales de diagnósticos DSM y CIE.
Tal es su radicalidad que la antipsiquiatría llega a considerar a la psiquiatría como unapseudociencia. Craso error como sucede con todas las generalizaciones y las proclamas que se hacen desde la obstinación y la intolerancia y se difunden con ánimo proselitista sin atender a razones y, a veces, ni siquiera a la razón.
Quisiera dejar constancia de que comparta muchas de las tesis del ideario de la antipsiquiatría, pero no lo suscribo en su totalidad por el radicalismo que lo impregna y su tendencia a la generalización.

III- La moderna psiquiatría

La actual psiquiatría es una más de las especialidades médicas que se estudian y son impartidas en todas las facultades de medicina del mundo. La psiquiatría es ciencia y como tal se ajusta al método científico.
Es de justicia reseñar que, afortunadamente para millones de seres humanos, los avances en disciplinas como la neurología y la neurociencia en general así como la gran ayuda que suponen los recientes estudios de imagen cerebral (TAC, RNM, PET, SPECT, fluoroscopia, angiografías…) así como los marcadores biológicos, las investigaciones neuroendocrinas y los progresos en la investigación farmacéutica con la síntesis de nuevas moléculas cada vez mas eficaces y con menos efectos secundarios, no sólo han legitimado que la psiquiatría merezca todo el respeto de la comunidad científica sino también que muchos enfermos diagnosticados de enfermedades que antes eran invalidantes y los conducían a manicomios (por ejemplo la esquizofrenia o el trastorno bipolar antaño denominado psicosis maníaco depresivapuedan hoy tener una integración socio-laboral y familiar plena y satisfactoria.

IV- Psiquiatría o Psicoterapia

Terapia Gestalt Valencia - Clotilde Sarrió
La salud mental debe ser contemplada como una práctica en la que –independientemente de que en muchas ocasiones se utilicen psicofármacos– no se debería conferir exclusividad a los medicamentos para conseguir el alivio y la curación del paciente.
Llegado el momento de diagnosticar y de tratar, ya no sólo enfermedades mentales sino también afrontar circunstancias no patológicas en las que el individuo adolezca de habilidades para afrontarlas y que interfieran en su capacidad para ser feliz, se hace imprescindible que el trabajo del profesional de la salud mental (sea médico o psicoterapeuta) se realice desde una perspectiva científica pero también desde una óptica humanista que dignifique la condición que como ser humano asiste al paciente.
Los profesionales de la psiquiatría deberían considerar el valor de la psicoterapia y contemplar la enfermedad mental como un desequilibrio (muchas veces afectivo) en el que el paciente necesita una ayuda (psicoterapéutica y/o farmacológica) que le haga sentirse entendido, respetado y le impulse a  avanzar en la dirección que más beneficie a su estado anímico y le haga el futuro con esperanza y desde su autosuficiencia.
Pero, es un hecho que no todos los facultativos entienden así la psiquiatría y se muestran reacios a utilizar la psicoterapia como coadyuvante el tratamiento de la enfermedad mental, y mucho menos como una alternativa más eficaz e inocua –algo que con frecuencia se da en determinadas patologías y contextos– que el tratamiento farmacológico
Por todo ello, se impone trabajar en el ámbito de la salud mental con un espíritu multidisciplinar y una articulación de estrategias que permita obtener la mejor sinergia en beneficio del paciente y mas allá de antagonismos y fundamentalismos procedentes tanto de quienes rechazan la psiquiatría como de los psiquiatras que repudian la psicoterapia.
En mi ejercicio profesional, he instaurado muchos tratamientos farmacológicos a instancias de los psicólogos y psicoterapeutas con quienes trabajo y me confían a sus pacientes. El objetivo en estos casos es hacer una evaluación y emitir un diagnóstico previo a la elección del medicamento que aliviará el sufrimiento del paciente e, igualmente,  le permitirá afrontar las sesiones de terapia con un mejor aprovechamiento. Suelo comparar a los fármacos con la cuerda que se le echa a quien se está ahogando para poder sacarlo del agua. Del mismo modo, comparo la psicoterapia con las clases de natación que ayuden al individuo a resolver por si mismo situaciones similares en el futuro. Este sencillo ejemplo plasma con claridad la importancia que tiene un trabajo coordinado entre médico y psicoterapéutico.

V- Tres pilares básicos

Terapia Gestalt Valencia - Clotilde Sarrió
Como colofón, quisiera plasmar en tres postulados los principios básicos que siempre he observado y llevado a la práctica en mi práctica profesional:
1- El médico debe considerar al paciente psiquiátrico desde el respeto que merece como ser humano, y dispensarle los mismos cuidados que a un paciente de cualquier otra disciplina, e incluso mucho más. Un sencillo ejemplo justifica el trato especial que el enfermo mental necesita: para extirpar un cuerpo extraño de un ojo, la actitud del oftalmólogo y su empatía con el paciente no será tan trascendente para su curación como la que un enfermo con una depresión espera del psiquiatra o del psicoterapeuta a quien le está confiando lo más íntimo de su ser.
2- El objetivo del acto médico psiquiátrico no debe circunscribirse a la prescripción de un medicamento para la curación del paciente sin considerar la herramientas terapéuticas que aporta una psicoterapia seria, reglada, sometida a protocolos y fundamentada en un sustrato teórico y formativo propio de una disciplina de la salud.
3- Hay que ayudar al enfermo y al individuo en general para que desechen los tabúes, mitos y leyendas irracionales que atañen a la enfermedad mental. Tanto los postulados de la antipsiquiatría como cualquier otro radicalismo que fomente discrepancias sustentadas en la intransigencia, irá siempre en perjuicio de la salud mental del paciente. La educación sanitaria y la divulgación desde los medios de comunicación serios y no sesgados por intereses espurios debe fomentar una sociedad quede libre de los prejuicios que estigmatizan y marginan a los enfermos mentales.
Dr. Alberto Soler Montagud 
Psquiatría Privada

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