Para muchas personas, la vida consiste simplemente en sobrevivir, en salir lo mas airosas posibles de los avatares del día a día.
Existen, pero no viven, cada vez más personas se evaden de la realidad.
Viven instalados en redes sociales, en mundos virtuales, jugando a construir segundas vidas y recreando entidades protegidas por el anonimato y la falta de compromiso relacional.
Viven experiencias virtuales a costa de evitar las vitales.
Una de las decisiones mas importantes que afrontamos ante el reto de vivir es si queremos hacerlo desde el miedo a sentir o desde el amor de experimentar las emociones.
Las personas no pueden vivir separados de la vida por mucho que se aíslen en identidades virtuales, por mucho que intenten desconectar de esta realidad, por mucho que la analicen o la observen a distancia…el observador es lo observado.
Vivir es para algunas personas un peligro incesante y por eso tienden a encerrarse enburbujas de seguridad, en rutinas compulsivas, en personas de quienes depender.
No tienen vidas sentidas sino recreadas.
En la vida todo es elección, permitirnos vivir pasa por otorgarnos el permiso de escoger ser los creadores de nuestra propia realidad, algunas personas tienen dificultades para estar conectadas consigo mismas.
Se acorazan contra la pena, el dolor o cualquier tipo de sufrimiento, temen tanto a pasarlo mal que prefieren tapar sus duras realidades internas con adicciones, las utilizan como mecanismos de defensa.
También existen aquellas personas que se escudan en la mente, pueden hablar de todo aunque experimentan poco, se distraen pensando en los “Porque”…sin darse cuenta de lo que esta sucediendo más allá de sus narices.
Se centran en la razón y se bloquean ante la emoción, analizan tanto que la verdad siempre les encuentra distraídos.
No disponen de vidas sentidas sino pensadas.
Hay personas que nunca disponen de tiempo porque tienen demasiado por hacer, lo tienen todo bajo control.
Excepto lo que es realmente importante…intentan abarcar múltiples tareas para evitar el encuentro con ellas mismas.
Les faltan horas porque temen el silencio de un minuto desocupado, pierden el tiempo llenando el tiempo, de hecho, lo llenan todo porque siempre están vacías…
No tienen vidas sentidas sino programadas.
Hay que cruzar la orilla entre la realidad y la construida por nosotros, pero abandonar la identidad virtual, nos agobia, nos ataca el pánico y nos sentimosinseguros, la situación del cambio se convierte en un problema.
No era necesario crear una identidad virtual para escondernos de la soledad, nadie nos pedía que cambiásemos, excepto nosotros mismos, la mente nos ha hecho una jugada.
El despertar espiritual no es un mundo a parte del ser “Humanos”.
Todos poseemos la capacidad para transcender ya que constituye la columna vertebral que sostiene las experiencias de una persona, es lo que da sentido y transciende.
Las elecciones en la vida construyen nuestra realidad, ojala podamos darnos el permiso para comportarnos como la naturaleza autentica de lo que somos.
Eduardo Ortega Pérez © 2014
Autor del post:
Eduardo Ortega Pérez
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