Desde Platón a Jung pasando por el Yoga: ¿la búsqueda del hombre siempre fue la misma?
Jung, pionero de la psicología profunda, junto a Freud y Adler, consideró el estudio del alma como imprescindible para comprender la psique del hombre.
El futuro de la humanidad dependía de la psique y de la posibilidad de conocer su forma y fondo (Jung, 2001). Siendo discípulo de Freud, quien fuera el descubridor del inconsciente personal, develó un espacio psíquico que estaba
más allá de esa zona individual, al que denominó
Inconsciente Colectivo.
En realidad, la idea de que pudo existir algo Absoluto del que derivan y en que confluyen todas las cosas siempre acompañó el hombre y su búsqueda de respuestas con respecto a la vida.
Platón y Jung: similitudes de épocas muy diferentes
Platón y Aristotele – Bajorrelieve P. della Robbia – Siglo XV, Florencia
Platón, filósofo griego del siglo V a.c., basó su vida y su pensamiento filosófico entre lo absoluto y lo trascendente. Buscaba dar respuesta a problemas tan cruciales como el ser, la ciencia, la verdad y el sentido de la vida. La filosofía es para él el resultado de una necesidad espiritual del hombre, cuya meta es la sabiduría. En su obra “La República”, explica que “el hombre más feliz es el mejor y el más justo”, lo que ocurre en aquel hombre real y soberano de sí mismo”; su teoría metafísica de las ideas pone al vértice de las mismas la idea del Bien, y enriquece su pensamiento y elaboración con teorías teológicas y antropológicas que, mucho después, dieron fundamento a la psicología. Como Sócrates, él creía que lo mejor que el hombre puede hacer en la vida es buscar incesantemente la virtud a través del conocimiento de sí mismo y de los demás (Platón, 1991, 71).
Platón postuló la existencia de dos mundos, uno sensible y otro inteligible: el primero, propio del cuerpo y de la materia; el segundo, propio del Alma. El Mundo de las Ideas, mundo del Alma, habría sido recorrido por ella antes de encarnar. Se trata de un espacio, poblado por entidades absolutas, universales, independientes y eternas. Su teoría tiene resonancias con la filosofía karmica y propia del camino espiritual del yoga. Analistas junguianos y comentaristas de su psicología comparan – y asimilan, muchas veces – el término Inconsciente Colectivo junguiano con el que Platón describió para el Mundo de las Ideas.
La estructura de la Psique según Jung
Imagen: ‘Inconsciente Colectivo’ – Libro de K. G. Jung
Jung pensaba que la razón por la cual los pacientes solicitaban su ayuda profesional era porque sus recursos conscientes eran inadecuados; incluso, reflejaban que los intentos de resolución a esos problemas provenían del inconsciente. En el trasfondo de su psicología estaba la idea que “
todo inconsciente busca manifestarse, y la personalidad también desea evolucionar de sus condiciones inconscientes y experimentarse a sí misma como una totalidad” (Jung, 1965, 34).
Si existe un Inconsciente Colectivo y una Totalidad, ¿pues por qué el hombre sigue identificando las cosas de forma individual y aislada y vive en la dualidad?
La individuación es un proceso de diferenciación que tiene por meta el desarrollo de la personalidad individual; un proceso que no aísla al individuo de la sociedad, sino por el contrario, lo lleva a establecer una relación colectiva más intensa y universal. Individuarse, según Jung, es una exigencia psicológica absolutamente indispensable, no sólo para que el individuo exprese su singularidad, sino para que pueda aportar al desarrollo de la sociedad. Se trata de un proceso de autoconocimiento ética y moralmente necesario (Jung, 2007, 155), basado en el supuesto que el hombre es sanable y capaz de individuarse (2007, 128); es decir, de fusionar su personalidad consciente e inconsciente (2002, 163) y alcanzar la totalidad de la psique. En este proceso, participan los dos estratos psíquicos: el consciente, que nos es conocido, y el inconsciente, que nos es desconocido. Participan, en consecuencia, los centros que conectan al individuo con lo colectivo: el yo, que conecta con lo colectivo consciente y, el Si Mismo, que conecta con lo colectivo inconsciente. El primero, un complejo; el segundo, un arquetipo.
El alma – psique – es un reflejo del mundo y del hombre. Su diversidad es tan amplia, que se la puede mirar y juzgar desde diferentes puntos de vista. Es la imagen que uno se hace del mundo y, el mundo personal, la imagen de la propia alma; porque, cada cual hace su propia imagen del mundo y construye para ese mundo particular un sistema privado. Esto significa que, “la realidad del mundo tiene la dimensión de la conciencia” (Jung, 2004, 344). “El alma, es la única manifestación directa del mundo la condición indispensable para la experiencia. La forma cómo se organizan esos contenidos del mundo, también, se vincula a las condiciones del entorno personal (Jung, 2004, 154).
Jung distingue dos tipos de contenidos dentro del material psicológico, los conscientes y los inconscientes; éstos podrán ser personales o colectivos. Son personales, cuando su universalidad no les está reconocida y, colectivos, en caso contrario (Jung, 2007, 175).
Imagen: ‘Inconsciente Colectivo’ – Libro de K. G. Jung
El inconsciente Personal es aquella parte de la psique que contiene experiencias que no pueden ser aceptadas por el Yo en su rol de enfrentar al mundo exterior y sus propias necesidades internas (De Castro, 2006). Una segunda parte del proceso de individuación, se relaciona con el Inconsciente Colectivo, o sea un estrato más profundo que contiene patrones conductuales que nunca han estado en la conciencia personal y nunca han sido adquiridos por el individuo. Estos contenidos, que Jung (1986, 41) denomina arquetipos, son imágenes generales existentes desde todos los tiempos; descansan en lo común para todos los hombres y son difundidos universalmente. Su calidad es filogenética, heredada y común a la humanidad.
El Inconsciente Colectivo tiene un arquetipo central que se llama Si Mismo desde el cual “nacen todas las estructuras psíquicas: la sombra, el yo, la persona, el animus, el anima” (Stevens, 1999, 53). Se trata de una totalidad anímica de orden superior al yo en la que se complementa la psique consciente e inconsciente; una personalidad, que también somos, pero de la que nunca podremos ser enteramente consciente. El sí mismo es el arquetipo de la orientación y el sentido (Stevens, 1999, 53), que se va diferenciando a medida de la individuación. Para Jung es el hombre interior manifestado como sabio y respetable; una imagen de Dios, que posee carácter de resultado y meta conquistada; la meta de la vida, un elevado ideal; y lo mejor que uno puede hacer es convertirse en lo que uno siempre ha sido (Jung, 2002, 39).
Dualidad y opuestos que hacen el Uno
Jung describe la conciencia, como la relación que se da entre un contenido psíquico y el Yo (Jung, 2007, 265) y también, aquella porción de la psique en la que se encuentran los pensamientos, recuerdos y sentimientos (Stein, 2007, 287); “la parte del alma limitada a los acontecimientos momentáneos” (Jung, 2004, 154). Su función, es registrar y reconocer el mundo exterior a través de los sentidos e interpretar creativamente el mundo interior para verterlo al exterior. Robertson (1998, 184) dirá que todo lo que llega al consciente ha estado antes en el inconsciente, descargado de la energía psíquica suficiente para salir. Contiene todo aquello que es conocido.
Inconsciente Colectivo y Mente Cósmica en el Yoga, más similitudes, opuestos, dualidad, unión
Anima y Animus son dos opuestos complementarios donde el primero encarna al inagotable principio femenino, la oscuridad, la entrega, la sensación, la creatividad, la noche, la plata, la luna, etc.; mientras que el segundo, representa la fuerza del elemento masculino, es decir, el oro, el sol, lo que hiende y penetra, el poder de decisión. Esto se equipara a la rueda del Ying ( anima – elemento femenino) y Yang (animus – elemento masculino). Estas dos fuerzas simbolizan – para la cultura oriental – el principio de la dualidad, presente en todos los elementos de la naturaleza. La armonía (energética) surge del equilibrio de estas dos fuerzas que se oponen y se complementan.
Imagen: Wikipedia.org
Particularmente en el yoga, el sol y la luna simbolizan la principal dualidad de fuerzas que operan dentro del ser humano. El sol representa el nadi píngala que conduce la energía vital (lo masculino en el inconsciente de la mujer: animus) y la luna, el nadi ida (lo femenino, en la mujer y en el inconsciente del varón: anima), que conduce la energía mental. Ida y Píngala son corrientes situadas a los lados de la columna vertebral que suben desde la base del cuerpo creando curvas llamadas nadis o conductores del prana que se cruzan a la altura de los diferentes chakras, hasta llegar al centro del sexto chakra, ajna. Sushumna es el canal central en cuya base, dice la tradición, duerme enroscada la Kundalini, una energía muy poderosa que yace en nosotros.
Ambas representan la fuerza mental y la fuerza vital que opera en nuestro cuerpo-mente y están íntimamente relacionadas, de manera que el prana fluye en la mente y la mente fluye en el prana. Todas las actividades humanas están sustentadas por la interrelación de estas dos energías. Cuando predomina la actividad de un nadi también prevalece la actividad de la fosa nasal, cadena nerviosa y hemisferio cerebral asociados. El alternar el equilibrio de ambos nadis genera la armonía del cuerpo físico y de la mente, y el equilibrio entre las tendencias de extroversión e introversión de la persona.
Imagen: రహ్మానుద్దీన్
Cuando se iguala el flujo respiratorio de ambas fosas nasales, de forma natural o por la practica de yoga, se equilibran ida y pingala y se activa el nadi shushuma. En ese momento la energía espiritual puede ser despertada y dirigida a través de ese canal energético de la columna (sushuma) hacia el cerebro.
Si se logra llegar esta energía hasta los centros superiores de la cabeza, estimula las áreas dormidas del cerebro y el practicante podrá trascender al estado mental ordinario, remontándose a elevados estados de conciencia.
Los objetivos del hombre en todos los tiempos: la búsqueda de la verdad y el anhelo de unión
En filosofía, lo más importante es la búsqueda de la verdad y, en Platón, esa verdad se encuentra en el interior del hombre, en su alma, que es de naturaleza divina. El alma Platónica es un “ser” que, antes de encarnar en un cuerpo, circulaba por los cielos, llegando cada cierto tiempo a los confines del Universo, desde donde podía contemplar las Ideas. El cuerpo es su vehículo, con el que mantiene una perfecta armonía y equilibrio. El sujeto debe enfrentarse a su propia imagen, la que oculta tras su persona, para lograr la integridad psíquica del individuo debe tomar contacto con su sombra.
En la psicología junguiana, existen dos componentes que hacen el hombre un ser completo, al anima y el animus – lo femenino y lo masculino – la sombra es el lado inconsciente de la personalidad, el Sí Mismo es la totalidad, parte consciente e inconsciente. Los arquetipos son las imágenes primordiales expresadas a través de los instintos y que yacen en el inconsciente del hombre y también expresan su parte espiritual. Son lo heredado e innato en él. El inconsciente colectivo es lo que va más allá de la psique y de la razón, y que es común a todos los hombres en cualquier parte de Universo y en cualquier tiempo. Para Jung, el sentido de armonía se consigue mediante la unión consciente de los contenidos inconscientes de la mente. Esa es la “función trascendente de la psique”, con la que se supera el yo para conquistar la plenitud del individuo.
La palabra yoga significa unión, de nuestro inconsciente con el consciente, de ida y píngala, de nuestra conciencia individual con la conciencia universal y así expandir la conciencia trascendiendo el ego. El cuerpo solo es un vehículo para el Alma, para que pueda vivir su experiencia en la Tierra. El objetivo del camino espiritual del hombre es conocerse a Sí Mismo, abandonar cualquier apego del ego y llegar a la unión con Dios, o con el Absoluto o con el Amor Incondicional, con la Conciencia Universal. Todos somos Uno, uno con el Universo, con el Absoluto, el Amor Incondicional, con el conocimiento, sin tiempo ni espacio ni separación.
Imagen: Oumayma O – montaña de Loma Bonita en Tepoztlán (México)
La búsqueda de la verdad, del Amor, de Dios, del Conocimiento, la trascendencia del ego, del inconsciente, esta necesidad de sentirnos unidos dentro de un mundo que la mente constantemente separa, divide, opone, es y siempre ha sido común a todos los hombres. Diferencias semánticas de las palabras, adaptaciones a las distintas épocas de la vida de la humanidad, diferencias en las definiciones según la fe o la idea que cada uno cultiva en la vida, aparentemente hacen que esa búsqueda sea distinta. Pero el fondo siempre ha sido el mismo. ¿Será esta Conciencia única, universal, la que nos ha movido hacia la misma dirección hasta ahora?
Autora:
Vittoria Veri Doldo ~ Health Coach