A menudo amamos para cubrir la necesidad de ser amados, por miedo a no quedarnos solos con nuestro dolor y nuestros vacíos, por ego que nos empuja a querer tener alguien a lado que esté allí alimentando la idea que tenemos de nosotros mismos o la que nos gustaría tener y solos no logramos.
A menudo empezamos relaciones con la idea más o menos inconsciente de hacer pagar a la otra persona lo que pudimos sufrir, lo que no tuvimos, lo que simplemente no aguantamos ni aceptamos en nuestra vida ni en la vida de los demás.
Muchas veces aceptamos vivir relaciones violentas, maltratos físicos como psicológicos porque pensamos que es lo que nos merecemos, fingimos que esta sea una manera de amar. Nos castigamos por nuestras circunstancias, traumas, inseguridades, angustias.
Entablamos relaciones de necesidad y de dependencia las cuales, a corto, medio o largo plazo, están destinadas al fracaso o bien, en pocos casos, a hacernos vivir atrapados toda una vida en algo que no nos hace felices y lo peor, sin casi ser o querer ser conscientes de ello.
Al fin y al cabo perseguimos una idea de amor que la familia, la sociedad, la cultura, la experiencia propia nos han inducido en lugar de, simplemente, sentir y dejarnos llevar. Hay demasiado miedo como para soltar creencias, ideas, temores y esto nos enjaula en el terror a ser rechazados y no amados.
Nadie nos puede enseñar que es el amor excepto nuestro propio corazón, nuestro interior y esto no es algo que tengamos que aprender sino más bien liberar y dejar que fluya y que se exprese.
Amar no es una necesidad ni un acto destinado a llenar vacío. Amar es ser quienes somos, libres, merecedores de todo lo mejor que la vida nos pueda traer, si solo se lo permitimos.
En este escrito Kahlil Gibran explica en pocas y tiernas palabras como el amor es libertad, es identidad, es aceptación, es recorrer el propio camino y cumplir con la propia misión de vida acompañados de otros seres igual de libres, respetándonos y respetándoles.
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De nuevo Almitra preguntó: ¿qué piensas del matrimonio?
Y él contestó:
Juntos habéis nacido y seguiréis así para siempre,
Aún cuando las blancas alas de la muerte disipen vuestros días,
Y juntos, también, en la memoria de Dios.
Mas permitid que haya espacios en vuestra unión,
Y dejad que los vientos dancen entre vosotros.
Amaos el uno al otro, mas no hagáis del amor una prisión:
Es preferible que sea un inquieto mar entre las playas de vuestras almas.
Llenad el uno al otro la copa, mas no bebáis de una sola.
De vuestro pan convidaos, pero no comáis de la misma hogaza.
Cantad y danzad juntos, y sed alegres, pero
dejad que cada uno esté solo,
Como lo están las cuerdas de un laúd, a pesar
de estremecerse con la misma música.
Ofreceos el corazón, pero que cada cual sea su fiel guardián,
Porque únicamente la mano de la Vida puede
contener vuestros corazones.
Y erguíos juntos, mas no muy próximos:
Las columnas del templo se plantan firmes y separadas,
Y el encino y el ciprés no crecen uno a la sombra del otro.
Y él contestó:
Juntos habéis nacido y seguiréis así para siempre,
Aún cuando las blancas alas de la muerte disipen vuestros días,
Y juntos, también, en la memoria de Dios.
Mas permitid que haya espacios en vuestra unión,
Y dejad que los vientos dancen entre vosotros.
Amaos el uno al otro, mas no hagáis del amor una prisión:
Es preferible que sea un inquieto mar entre las playas de vuestras almas.
Llenad el uno al otro la copa, mas no bebáis de una sola.
De vuestro pan convidaos, pero no comáis de la misma hogaza.
Cantad y danzad juntos, y sed alegres, pero
dejad que cada uno esté solo,
Como lo están las cuerdas de un laúd, a pesar
de estremecerse con la misma música.
Ofreceos el corazón, pero que cada cual sea su fiel guardián,
Porque únicamente la mano de la Vida puede
contener vuestros corazones.
Y erguíos juntos, mas no muy próximos:
Las columnas del templo se plantan firmes y separadas,
Y el encino y el ciprés no crecen uno a la sombra del otro.
Gibran Kahlil Gibran, Del matrimonio extracto del libro: El Profeta (1923),
traducción de Leonardo S. Kaím, México, Repro Litográficos, 1987, p. 9.
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Imagenes: Pixabay.com
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