PSICOLAX

"Cuando sabes verdaderamente quien eres, vives en una vibrante y permanente sensación de paz. Puedes llamarla alegría, porque la alegría es eso: una paz vibrante de vida."

Eckhart Tolle

Friday, September 11, 2015

El modelo ABC de Albert Ellis

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Albert Ellis (1913-2007), uno de los psicólogos más influyentes de Estados Unidos, fue el creador de la Terapia Racional Emotiva Conductual (TREC), el origen de la hoy popular Terapia Cognitivo Conductual.
Según Ellis, la perturbación emocional no es creada por las situaciones sino por las interpretaciones de esas situaciones. Cuando las personas se enfrentan a adversidades, pueden elegir entre sentir emociones negativas saludables (molestia, frustración, decepción) o malsanas (ansiedad, depresión, cólera).
Ellis desarrolló un modelo llamado ABC que explica cómo a partir de cualquier acontecimiento, podemos generar emociones saludables o dañinas, según qué interpretación hagamos de él.
Llamamos “A” al acontecimiento adverso, como un fracaso o el rechazo de alguien, “B” (Belief) representa las creencias de la persona, es decir su filosofía o punto de vista sobre “A”. Estas creencias pueden ser racionales o irracionales. El punto “C” se refiere a las consecuencias que la persona genera como resultado de A y B.
Así, si una persona se dice a si misma en el punto B, “No me gusta A, y desearía que no sucediera”, se sentirá saludablemente apesadumbrada y decepcionada por A. Pero si en el punto B se dice irracionalmente “Esto no debería ocurrir”, “yo debería haberlo hecho mejor”, “los demás no deberían causarme estas contrariedades”, “es terrible, horrible y no puedo soportarlo”, entonces en el punto C las consecuencias serán sentimientos negativos malsanos (y comportamientos malsanos).
Las principales creencias irracionales son estos tres “debería”:
1 – “Yo debería hacerlo bien y ganarme la aceptación de las personas importantes para mi”.
2 – “Los demás deberían tratarme con amabilidad, consideración y justicia”.
3 – “Las circunstancias deberían ser fáciles y agradables para mi”.
Si una persona observa sus ideas irracionales y las enfrenta y refuta puede evitar los sentimientos negativos que originan.
Ejemplo:
A: Le va mal en una entrevista de trabajo y no consigue el empleo que desea.
B: Creencias racionales: No me gusta no haber conseguido este trabajo. Qué frustrante. ¿Cómo puedo intentar hacerlo mejor la próxima vez?
Creencias irracionales: Debo gustarle a este entrevistador y conseguir este trabajo. Si no, será horrible. No podré soportarlo. Eso demostrará que soy un incompetente que nunca podrá tener un buen empleo.
C de las creencias irracionales: se siente deprimido y despreciable. Evita otras entrevistas.
Podemos debatir estas creencias irracionales con razonamientos como: No hay ninguna razón por la que tenga que conseguir gustarle a este entrevistador. Si no lo consigo, puedo soportarlo, puedo ser feliz de muchas formas, incluso aunque nunca consiga un trabajo tan bueno como este. Perder este trabajo no demuestra que soy un incompetente que nunca será capaz de conseguir un buen puesto. Y aunque me haya comportado como un incompetente en la entrevista, eso implicaría que soy una persona que actuó mal esta vez y no una persona completamente incompetente.
Al seguir cuestionando vigorosamente sus creencias irracionales hasta demostrar que son equivocadas cambiará C, en este caso su depresión y minusvaloración. Al hacerlo, también cambiará su conducta y podrá fácilmente seguir buscando un trabajo y haciendo más entrevistas.

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