PSICOLAX

"Cuando sabes verdaderamente quien eres, vives en una vibrante y permanente sensación de paz. Puedes llamarla alegría, porque la alegría es eso: una paz vibrante de vida."

Eckhart Tolle

Friday, February 9, 2018

CATARSIS




Una catarsis es un fenómeno raro que puede tener lugar durante un trance hipnótico. En este artículo quiero explicarte en qué consiste, darte un por qué para su existencia y una manera de acompasarlo y manejarlo. Si participas en el próximo curso de hipnosis, aprenderás sobre esto en más detalle.

Consciencia y sistemas representaciones

La consciencia es el contenedor de la experiencia. Sobre este “lienzo” se “pintan”, o representan, las experiencias sensoriales que captamos y proyectamos a través de los sentidos. Lo que es la consciencia exactamente, y la percepción de la misma, se sale del propósito de este artículo.
En el interior de nuestra consciencia representamos una mezcla de información sensorial. Una mezcla porque es una combinación de los diferentes canales de percepción (vista, oído, sistema cinestésico) y una mezcla porque se compone tanto de lo que percibimos como de lo que “queremos percibir”. Así, en un momento dado la consciencia está compuesta de información visual, auditiva y cinestésica; información de lo que está ocurriendo y de lo que queremos y/o deseamos y/o esperamos que ocurra.
A medida que crecemos y vivimos, experimentamos eventos que modifican el estado de la consciencia. Para sobrevivir y continuar viviendo, todas estas experiencias son integradas de uno u otro modo. De la habilidad que hayamos desarrollado hasta ese momento para integrar las experiencias que hemos vivido, que estamos viviendo y que construimos para el futuro, dependerá el estado de bienestar en el que estemos.

Lo inconsciente

Lo inconsciente es la parte de nosotros mismos que ignoramos. Es lo que no sabemos que no sabemos de nosotros mismos, lo que ni siquiera podemos encontrar, hasta este momento, porque desconocemos su existencia.  Para lo inconsciente, lo importante es la funcionalidad del sistema.
Para asegurar esta funcionalidad, garantizando que las intenciones se satisfacen, lo inconsciente hace cambios y ajustes dinámicamente. Imagina un sistema que se adapta y se ajusta a sí mismo y a su entorno de manera dinámica. Ahora dale forma humana.
Todos, a lo largo de nuestras vidas, hemos vivimos momentos dolorosos. Cuando la cantidad de dolor en el sistema llega a amenazar la funcionalidad del mismo, lo inconsciente regula esa información a la que llamamos “dolor” para asegurar un bienestar mínimo en la experiencia de la consciencia. Es como si, al entrar en una habitación con una lámpara tan brillante que te cegara, pudieras acceder a la rueda que regula la cantidad de luz que emite la lámpara, permitiéndote así ajustar la intensidad de la luz a lo que puedes integrar en ese momento dado.
Así, algunos seres humanos, yo lo hice a mí manera, encuentran maneras inconscientes cada vez más sofisticadas de gestionar el dolor creciente. Una de ellas, muy efectiva, es la insensibilización progresiva.

El dolor y el ser

Si las mentes inconscientes quieren encontrar maneras de hacer que las cosas funcionen, las mentes conscientes quieren ser reconfortadas.
Aceptémoslo: vivir no es fácil. Nacimos en una pequeña canica azul que gira flotante alrededor de una masa brillante que a su vez gira en torno de otras cosas más grandes que… bueno, ya sabes. No sabemos de dónde venimos y no sabemos adónde vamos. Ni siquiera estamos seguros de lo que pasará mañana.
Podemos ir hacia adentro a buscar y encontrar las respuestas. Sucede algo sumamente paradójico cuando lo haces: cuanto más profundo, más interesante, y más difícil de comunicar y compartir. Cuanto más profundo, más soledad, pero a la vez una contra-intuitiva sensación de intensa conexión con cada ser vivo. Es fácil querer compartirlo y no saber cómo,  y terminar decidiendo que es el momento de aprender una nueva forma de hacerlo.
Es fácil acumular dolor a lo largo de la vida. La manera en que yo lo hice fue reprimiendo mis propios impulsos humanos y naturales, encontrando y sofisticando las maneras de ajustarme, progresivamente, a un mundo, para mí, enfermo. Para muchas cosas, en demasiadas ocasiones, tuve demasiada educación. Para otras muchas, importantes para mí, me permití demasiada ignorancia. Tuve que aprender a usar menos de lo primero y a aceptar y a amar lo segundo. Todavía estoy en ello, pero lo que he hecho ya ha valido el aprendizaje.
Ahora, piensa en ti mismo como una estructura. Observa los huesos formando el esqueleto. Observa los diferentes órganos. Observa los músculos asentándose sobre los huesos y conectándolos entre sí.
Una de las maneras más habituales que he encontrado de acumular dolor consiste en tensar los músculos y permitir que permanezcan en esa tensión inconsciente. Con el paso de los días, las semanas, los meses e incluso los años, estás tensiones se hacen cada vez más intensas. Estáticas, las fibras de los músculos se pegan entre sí y se endurecen. Los músculos olvidan cómo era el estado de completa relajación. Carentes de una referencia, encuentran cada vez más habitual sentirse tensos, pues se trata de un proceso lo suficientemente lento y progresivo como para pasar inadvertido.
Esto en cuanto al dolor muscular. Ahora, la tensión en esos músculos, a menudo asimétrica respecto al plano medio que nos divide en dos, lo que tiene un efecto sobre la postura y la posición de los huesos, afectando su funcionalidad y también su bienestar. Tensiones en la nuca, el cuello, los hombros y la espalda introducen tensiones en las vértebras del cuello e incluso en los huesos del cráneo, produciendo dolores de cabeza y migrañas.  Tensiones en los hombros influyen sobre la simetría de la postura de pie, dificultando el reparto simétrico de los pesos de los brazos sobre la columna. Esto puede introducir una fuerza de torsión permanente sobre la parte alta de la espalda, en lo que denominamos “la cruz”. Tensiones en el abdomen interfieren con la digestión y con la respiración. Tensiones en el diafragma se reparten entre los órganos del abdomen y los del pecho, interfiriendo en el funcionamiento natural del ser. Tensiones en el pecho interfieren en la sensación de identidad y pertenencia en este mundo. Por si eso fuera poco, ante tanta tensión, los huesos se desplazan, las vértebras se desalinean, se descolocan y se desajustan. Los movimientos de las diferentes piezas se limitan. Las piezas que no se mueven cotidianamente tienden a soldarse entre sí, lo que dificulta todavía más los movimientos. Algunas personas se quedan progresivamente rígidas, en un proceso en el que, literalmente, van muriendo cada día un poco más hasta quedarse tiesas del todo. Otras personas sufren lo que llaman “fibromialgia”, que consiste en que la consciencia está ocupada por un dolor generalizado, intenso y desbordante que proviene de cada parte del ser.
Algunos seres humanos, demasiados para mi gusto, acumulan tanta tensión durante tanto tiempo que el dolor resulta insoportable, y cada día se convierte en un verdadero martirio en el que el sufrimiento es la nota común para cada minuto de cada día. Lo inconsciente, para gestionar eficazmente tales cantidades de dolor, regula la percepción del mismo, de manera que, después de un cierto tiempo, gran parte del dolor ha pasado a estar fuera de la consciencia. Es decir, está ahí presente, está en los músculos y en los huesos, pero ha dejado de ser percibido por el ser.
Una solución: aprender a sentir. Es un proceso laborioso y no necesariamente agradable, pero para mí es el principal aprendizaje a abordar en ese momento.

Trance y catarsis

Siendo el estado de trance un estado en el que la percepción se intensifica, se expande y se dirige hacia el interior, puede suceder que la persona conecte con ese dolor acumulado, lo que se manifestará de una manera muy intensa con las respuestas inconscientes asociadas a ese dolor. En el trance, el inconsciente de esa persona le ha permitido acceder y conectar con esa información que hasta entonces había permanecido fuera de la consciencia para garantizar el bienestar funcional del sistema. Recuerda que toda intención inconsciente es positiva y sirve para un fin en beneficio del sistema del que forma parte.

¿Cómo manejar una catarsis?

En el contexto del trabajo en trance, ya sea terapéutico, generativo o evolutivo, conviene manejar una catarsis en dos etapas: acompasando y dirigiendo.
La persona está atravesando una catarsis, sintiendo emociones muy intensas y poco agradables, así que lo primero que quieres hacer es ofrecerle retroalimentación sobre lo que le está sucediendo. Puedes compartir con ella lo que estás viendo, lo que estás oyendo y lo que estás sintiendo que le está ocurriendo; tan sólo asegúrate de que lo haces de una manera lo suficientemente ambigua y vaga para que lo que describes encaje perfectamente con su experiencia sensorial, con lo que está experimentando en ese momento. Esto es, en lugar de decir que “está reviviendo un trauma”, dices que “está experimentando algunas sensaciones muy intensas” porque ignoras cuál es su percepción interna de la experiencia. Así, te limitas a describir lo que puedes percibir usando tus sentidos. Esto intensifica la experiencia y aumenta la confianza, lo que resulta útil para manejar el proceso.
Ahora, una vez sientes que has logrado esas dos cosas, comienzas a dirigir su experiencia, sugiriendo a la persona algunos posibles significados útiles y beneficiosos.
Cualquier experiencia carece de significado por sí misma; es cuando la describimos que le otorgamos un significado en particular u otros. Utilizando marcos, podemos reencuadrar la experiencia como queramos, por ejemplo, recordando cómo, en el pasado, cada una de las experiencias similares a esta terminaron sentando los cimientos de un aprendizaje importante, sobre los que después construimos nuevas habilidades y entendimientos, de la misma manera en que, cuando aprendimos a caminar, tomamos elementos muy pequeños de información y los ensamblamos entre sí en la raíz, formando un aprendizaje sólido y duradero que nos acompañará durante el resto de la vida.
Nota la manera en que hablo: enlazo una serie de referencias y conecto algunas experiencias entre sí, y lo hago de una manera tan ambigua que es la mente de la persona la que debe encontrar el significado personal de esas palabras, lo que significan para sí misma. Con este mensaje, transmito la idea de que lo que está haciendo está bien, es bueno y se trata de una experiencia que constituirá la base de un profundo aprendizaje importante.

Intrucciones adicionales

En general, para tu vida quieres maximizar el disfrute y minimizar el sufrimiento. Usando esta regla, descubre qué es lo que disfrutas y hazlo con más intensidad. Descubre qué te resulta desagradable, repulsivo y asqueroso y reduce la existencia de estas y otras cosas en tu consciencia, ya se trate de personas, objetos o procesos.
Haz más lo que amas, y reduce el umbral del sufrimiento que estás dispuesto a tolerar. Te sorprenderás deliciosamente de la cantidad de maneras en que puedes prescindir del proceso de sufrir.
Como cualquier otro proceso, esto también es un aprendizaje. Invertirás tiempo en esto y disfrutarás de la experiencia de presenciar su desarrollo. Ambas cosas lo valdrán.

“El dolor es necesario; el sufrimiento es opcional”
—Buda

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