A veces me confundo y creo que debería ser alguien mejor, en esos momentos rechazo lo que soy y empiezo a alimentar la máscara de lo que debería ser. Porque la idea de ser alguien mejor lleva implícita que ahora no soy lo suficientemente bueno, y si no soy lo suficientemente bueno tengo que ser quién no soy y ahí, inevitablemente, me pierdo… me equivoco… porque cuanto mejor soy identificado con esa más-cara (porque anda que no pagamos un precio alto por ella!) más lejos estoy de quién soy de verdad.
Lo aprendí hace mucho tiempo y hasta ahora nunca lo había dudado del todo. Lo había intuido… pero no lo había sentido, y es que es más fácil alimentar la máscara que arriesgarme a ser quien soy. Quizá no soy suficiente en los ojos del otro, pero eso habla más de ese otro, de su expectativa, de su mundo, que de mi.
Dice el zen que no puede haber luz sin sombra, cuando superamos la dualidad de la mente descubrimos que somos Todo. Cuanto más evitamos la sombra más tenemos que sacrificar la luz. Porque todo lo que rechazas te domina, todo de lo que huyes te alcanza. Cuanto más rechazas una parte de ti más control despliega desde tu inconsciente, más ingobernable se vuelve y más te descubres haciendo aquello que más rechazas. Solo aceptando la sombra puedes disfrutar de la luz, solo amando todas tus caras puedes luego gobernarlas y elegir desde cual vas a mirar el mundo.
Decía Genpo Roshi, creador de Big Mind y un gran maestro zen, que amar la humanidad del maestro significa poder amar la humanidad en nosotros. Ver la mierda del maestro nos permite reconocer y aceptar la nuestra. Si tenemos un maestro perfecto y mágico nunca podremos acoger nuestra propia mierda. Para Roshi, tú y toda tu mierda es absolutamente perfecta, y desde ahí uno se trabaja, ve sus imperfecciones, las integra y desde ahí puede tener un mayor dominio sobre ellas. Sigues siendo el mismo, misma luz y misma sombra, sigues siendo todo, aunque ahora puedes elegir más libre que parte manifiestas en cada momento.
Lo aprendí hace mucho tiempo y hasta ahora nunca lo había dudado del todo. Lo había intuido… pero no lo había sentido, y es que es más fácil alimentar la máscara que arriesgarme a ser quien soy. Quizá no soy suficiente en los ojos del otro, pero eso habla más de ese otro, de su expectativa, de su mundo, que de mi.
Dice el zen que no puede haber luz sin sombra, cuando superamos la dualidad de la mente descubrimos que somos Todo. Cuanto más evitamos la sombra más tenemos que sacrificar la luz. Porque todo lo que rechazas te domina, todo de lo que huyes te alcanza. Cuanto más rechazas una parte de ti más control despliega desde tu inconsciente, más ingobernable se vuelve y más te descubres haciendo aquello que más rechazas. Solo aceptando la sombra puedes disfrutar de la luz, solo amando todas tus caras puedes luego gobernarlas y elegir desde cual vas a mirar el mundo.
Decía Genpo Roshi, creador de Big Mind y un gran maestro zen, que amar la humanidad del maestro significa poder amar la humanidad en nosotros. Ver la mierda del maestro nos permite reconocer y aceptar la nuestra. Si tenemos un maestro perfecto y mágico nunca podremos acoger nuestra propia mierda. Para Roshi, tú y toda tu mierda es absolutamente perfecta, y desde ahí uno se trabaja, ve sus imperfecciones, las integra y desde ahí puede tener un mayor dominio sobre ellas. Sigues siendo el mismo, misma luz y misma sombra, sigues siendo todo, aunque ahora puedes elegir más libre que parte manifiestas en cada momento.